Los amantes del atletismo y de las competencias físicas cada vez son más exigentes con sus entrenamientos y con el desarrollo de sus disciplinas, si bien se han popularizado muchas formas en las que el deporte se combina con la forma de presumirlo en redes sociales más allá de compartir los kilómetros recorridos, lo de ahora es perderse en el camino y competir contra uno mismo.
Como una forma de resistencia en todos los sentidos, cada vez son más quienes se apuntan al trail running: la práctica de correr por senderos o caminos naturales, una experiencia que los adeptos califican que no es solo ejercicio: es todo un combo ganador que combina resistencia física, resiliencia mental y una paz interior que difícilmente se encuentra al correr por asfalto.
La razón por la que este deporte ha ganado muchos nuevos fanáticos es por los resultados físicos que ofrece: correr por senderos exige más a tus músculos, articulaciones y sistema cardiovascular, que tienen que adaptarse a un terreno cambiante con subidas, bajadas, piedras y obstáculos que es puro entrenamiento funcional en estado puro.
Varios estudios lo confirman: quienes practican trail running regularmente tienen una mayor condición física, más fuerza y resistencia muscular, menos grasa corporal y una mejor salud vascular que personas que hacen actividad física moderada pero sin correr.
A eso se une un estudio comparando trail running con running en carretera en gente sin experiencia previa: correr por senderos estimula más el sistema neuromuscular, mejorando el rendimiento aeróbico y el equilibrio, más que hacerlo en suelo uniforme.
Pero más allá del fisios, está la mente: estar en plena naturaleza despeja la mente como pocos deportes, un concepto dentro de la práctica del «green exercise» (realizar actividades físicas al aire libre en entornos naturales) mejora el ánimo, reduce el estrés, aumenta la autoestima y potencia la concentración. Y no solo te lo dice alguien sin base: los beneficios mentales están estudiados y bien documentados.
Además, el simple hecho de tener que centrarte para no tropezar o resbalar, estar pendiente del terreno y del entorno, mantiene la mente despierta y presente, favoreciendo una especie de «mindfulness en movimiento»; además, como un plus, el subidón de endorfinas tras una buena ruta (que muchos conocen como el famoso «runner’s high») te deja con una sensación de bienestar difícil de describir.
Este boom del trail running no es mera moda pasajera, es todo un hecho que se ha disparado en popularidad en los últimos años: según datos hasta hace poco, ha crecido un 231 % en la última década y está llamado a seguir siéndolo, una muestra de ello es la cantidad de gente que está participando en carreras exigentes, eventos largos y desafíos extremas como ultras, incluso con una presencia femenina notable.
Para terminar de convencerte de ponerte las zapatillas y buscar la montaña más cercana, el trail running es como una aliada completa que te pone en forma, te fortalece, te enseña a lidiar con obstáculos, te conecta con la naturaleza y te regala ese espacio de bienestar mental que tantas veces buscamos.
Foto de Olivier Devillers en Unsplash
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