Por supuesto, es uno de los pueblos más bonitos de España. No es que lo digamos nosotros, que también, es que está en la red llamada así, de la que forma parte también el espectacular Frigiliana, cómo no. El recóndito y no muy conocido Parauta se halla igualmente en Málaga y es uno de esos pueblos blancos que tanto nos gustan y que tan encantadoramente se cuelan en medio del paisaje, sublimándolo. Ya sea este una marina, caso de Cadaqués, siempre con ecos dalinianos, o una sierra, como la que nos ocupa.
Ya puestos a presumir de guapura y a ser tenido en cuenta por ello, Parauta se ha llenado de flores en todas sus calles, plazas y rincones. Que por embellecimiento no quede. Para así resaltar su patrimonio histórico, cultural, paisajístico y medioambiental. Y es que este pueblo de origen morisco está enclavado en el fértil valle del Genal y adentrándose en la sierra de las Nieves, que es Parque Nacional como Doñana o Sierra Nevada, además de un destino único para el senderismo, ahora que se aproxima el otoño.
Lo envuelven nada menos que frondosos bosques de pinsapos, uno de los tesoros de estas tierras, entre los que se alza protagonista el de las Escaleretas, que ronda los 500 años, los 30 metros de altura y los cinco de circunferencia, la de su tronco. Según las crónicas fantásticas, creció como faro y guía de caminantes en el mismo lugar en que fue enterrada una vecina venerada por su hospitalidad y bondad.
Para colmo, hay enormes extensiones de castaños, que aquí son proverbiales, y magníficos encinares, destacando la encina Vallecillo (o Valdecilla), también con nombre propio, al tratarse de un ejemplar centenario de casi cuatro metros de circunferencia y 20 de altura. Se levanta en el sendero que va al cercano Igualeja y no está muy clara su edad, pero hay quienes aseguran que se trata de una de las más antiguas del mundo. Y queremos creer que es verdad. Lo que está claro es que pinsapos, castaños y encinas son, asimismo, monumentos.
Las calles empedradas de Parauta con sus casas blanquísimas.
AYUNTAMIENTO DE PARAUTA

En definitiva, un ecosistema único de gran valor, por el que, en su momento, Parauta fue declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco. Por tener, tiene hasta un bosque encantado, idea del artista local Diego Guerrero, que nada tiene que ver con el de Oma, de Agustín Ibarrola, en el País Vasco, dicho sea de paso. A este, de castaños, lo pueblan hechiceros, elfos, gnomos y hadas. Ellos son el motivo por el que, para gran asombro del visitante, los parauteños han llegado a colgar sillas de enea de colores en sus fachadas, siguiendo el hilo del cuento. Por si estos seres, en su mágico ajetreo, se cansaran.
Por qué te va a encantar Parauta
Al blanco inmaculado de sus casas de una sola planta, rematadas con cubierta de teja árabe, se suma el trazado ídem, con las típicas calles empedradas, estrechas y sinuosas. En el caso de la calle Altillo, animada con un arco de entrada con cinco siglos de historia, y en el de la plaza Cristóbal González, en el barrio Bajo, con la iglesia de la Inmaculada Concepción, del siglo XVI, que presenta torre mudéjar y tejado a cuatro aguas. Como curiosidad, atesora una escultura en madera policromada de San Pascual Bailón, de Adrián Risueño, que es copia de un original de Pedro de Mena, de la catedral de Málaga, y una Dolorosa del XVIII.
Sin olvidar su particular leyenda protagonizada por un pescadero que se salvó de milagro de un fuerte oleaje. Y del mito a la historia, solo para apuntar que tras la expulsión definitiva de los moriscos, allá por 1570, la alquería -digámoslo así- fue repoblada por cristianos viejos provenientes, sobre todo, de Cádiz y Sevilla.
Todo este pasado se siente mientras se vaga por sus callejuelas aplicando la estrategia del caracol, como pasa en Bubión, el único destino slow de Andalucía, en la Alpujarra granadina. En este rincón malagueño, con solo 284 habitantes según el censo de 2024, también se respira paz, a casi 800 metros de altitud, y una profunda comunión con la naturaleza, rodeado de huertos y suficientemente alejado de la capital como se encuentra.
La iglesia de la Inmaculada Concepción, uno de los tesoros parauteños.
AYUNTAMIENTO DE PARAUTA

Málaga queda a 116 kilómetros de distancia. Pero, eso sí, Ronda a solo dieciséis, lo que añadirá más emociones al viaje. Y a una hora, un poquito más de 50 kilómetros, está Marbella, o sea, el mar, por situarnos. Escapadas por los alrededores aparte, este es, sin duda, el reino del silencio y la tranquilidad. Un retiro que puede ser espiritual a tu manera.
Tres fuentes de agua fresca y una ruta circular
Esa sensación de lugar bucólico se acrecienta con sus tres fuentes de agua fresca, que procede del Genal, como la de la Alquería, a la entrada del pueblo, y con el nacimiento del río Verde, en la cara sur del cerro de la Alcazaba. Con todo, hay todavía más razones para considerar a Parauta un rincón privilegiado en lo natural.
Nos referimos a las cumbres del pico Alcojada, o Alcojona, adonde se llega en una ruta circular de siete kilómetros y dificultad media, que permite admirar otro ejemplar de pinsapo, el del Puntal de la Mesa. Desde sus 1.498 metros de altitud se divisa la Sierra de Grazalema, la Costa del Sol y restantes alrededores. Le hace la competencia al Abanto (1.508 m), hacia donde se puede seguir cresteando, alargando así, tan ricamente y por las divinas alturas, el camino.