La llaman la Toledo del Norte y no es para menos. Porque Estella, o Lizarra en euskera, está llena de iglesias, palacios y puentes, atravesada igualmente por un río, en su caso el Ega, que pasa rozando su bonito casco antiguo. Una curiosidad: Estella podría ser también Estrella. La de ocho puntas que exhibe su escudo y que tanto desata la imaginación al fabular sobre si fue la que guio a tantos peregrinos en el Camino, con mayúsculas, a Santiago de Compostela. Porque Estella, entre Logroño y Pamplona, es jacobea como la que más.
Ya no es que sea monumental, sino que los edificios que atesora son, como le pasa a Toledo, magníficos. Basta ver la iglesia de San Pedro de la Rúa, igual da por fuera que por dentro, para asombrarse de semejante esplendor artístico. Y otro tanto pasa con el palacio de los Reyes de Navarra, que le deja a uno, nunca mejor dicho, de piedra. Y son solo dos ejemplos.
Más paralelismos con la ciudad castellanomanchega. Estella también forma parte de la Red de Juderías de España. Caminos de Sefarad, porque tiene un brillante pasado sefardí. En la Rúa de las Tiendas, al parecer, muchos judíos tenían sus comercios. Y la iglesia de Santa María Jus del Castillo, otra de sus joyas, hoy Centro de Interpretación del Románico y el Camino de Santiago, se levantó donde estuvo la primera sinagoga.
Aquí se puede gozar en y con todos los sentidos, algo que ya era notorio en el siglo XI, tal y como recuerdan desde dicha Red con esta cita de la época: «Es ciudad de buen pan, excelente vino, mucha carne y pescado y toda clase de felicidad». Antes de seguir con el patrimonio, una parada para refrescarse en la Pileta, la piscina natural que alimenta el río Ega, afluente del Ebro, formando un meandro en cuyas orillas se asienta Lizarra. Lo mismito que hace el Tajo, salvando las distancias, en Toledo. Precisamente, «lizar» quiere decir «fresno» en euskera. Y están llenas de ellos sus riberas.
Una panorámica de Estella para tomar las medidas de su monumentalidad.
TURISMO DE ESTELLA-LIZARRA

Vaya por delante que la temperatura de la Pileta siempre ronda los 17ºC, sea verano o invierno, que sus aguas son cristalinas y saladas, curiosamente, por la composición de su suelo, y que no está en ningún rincón alejado de la urbe por explorar, sino junto a las piscinas municipales y en el pulmón verde de la ciudad, el parque de los Llanos, una maravilla de arboleda.
Todo lo que puedes ver en Estella
A vueltas con el tesoro histórico-artístico, cabe subrayar en rojo, para que se vea bien, que la ya citada San Pedro de la Rúa se alza imponente en un alto dominándolo todo, con un hermoso pórtico del siglo XIII, en el que destacan sus arcos lobulados de clara influencia árabe, y un soberbio claustro del XII.
Hay más románico glorioso. El del palacio de los Reyes de Navarra -lo decíamos al principio-, que da brío a la coqueta plaza de San Martín con su fachada de tres cuerpos, dos torreones y columnas en sus extremos con curiosos capiteles. Actualmente, es la sede del Museo Gustavo de Maeztu, el pintor hermano del ensayista Ramiro de Maeztu y de la pedagoga María de Maeztu. Y quedaría por reseñar la portada de la iglesia de San Miguel, ubicada en la margen izquierda del río, en el barrio del mismo nombre, con aspecto grandioso, un conjunto escultórico único, una torre barroca y otra medieval.
La iglesia del Santo Sepulcro, una de las muchas que hay en Estella, junto al río Ega.
TURISMO DE ESTELLA-LIZARRA

Estos son los hitos del románico, pero hay mucho más para ver. Que no se te escape en tu paseo estellés la portada del siglo XIV de la iglesia del Santo Sepulcro ni tantos palacios, palacetes y casonas de los siglos XVI y XVII como hay. El palacio de los Eguía, que oficia de biblioteca; la casa de Fray Diego, que sigue siendo casa pero de cultura; el palacio del Gobernador, hoy Museo del Carlismo, o la mansión señorial de los Ruiz de Alda. Sin dejarnos a un lado los numerosos arcos góticos de entrada a tiendas y hospederías jacobeas. Así también por la calle Mayor se pueden ver más casas blasonadas y hasta un palacio barroco.
Si después de semejante atracón artístico hay ganas de explorar los alrededores, allí mismo está esperándonos la Vía Verde del Ferrocarril Vasco Navarro, que une esta población nada menos que con la bella Bergara, ya en el País Vasco, a lo largo de 123,5 kilómetros cuajados de patrimonio cultural y también ferroviario.
¿Más verde? El nacedero del Urederra, afluente a su vez del Ega, son palabras mayores: pozas de aguas turquesas en un frondoso bosque de hayas. Pero, ojo, hay que reservar entrada, que es un espacio protegido en pleno Parque Natural de Urbasa-Andía. Se llega en un recorrido de 6 km (ida y vuelta) que parte del cercano Baquedano. Que no todo va a ser Camino de Santiago. Aunque en Estella es mucho.