Hemos encontrado un poblado marítimo en las costas de Castellón donde el tiempo se detuvo hace casi un siglo. Se llama Torre la Sal y es un núcleo urbano de unas 60 casitas bajas y tradicionales de pescadores, que fueron levantadas hace 100 años y se mantienen intactas, pegadas al mar y protegidas de la masificación, de los cambios y de la vida moderna con prisas.

Torre de la Sal es una localidad perteneciente a Cabanés que aún mantiene su ambiente auténtico y local. Aquí no hay centros comerciales, tiendas de souvenirs ni menús turísticos de precios inflados. Solo casas blancas marineras y el constante murmullo del mar, que trae el olor a salitre y a tiempos antiguos, invitando a la desconexión absoluta.

Aunque esta aldea marinera sea tan reducida, cuenta con un monumento declarado Bien de Interés Cultural. Se trata de la Torre de la Sal, una torre defensiva cuadrada que da nombre a la playa. Data del siglo XVI y se levantó para proteger las costas de los ataques piratas, aunque en el siglo XIX se convirtió en un almacén de sal. A su lado hay un yacimiento ibérico, muy dañado por el efecto de las aguas.

La playa de Torre la Sal tiene dos kilómetros de arena y grava mezcladas, con aguas claras, un precioso paseo marítimo de plataformas de madera y todos los servicios. Es ideal para hacer deportes acuáticos y está tan limpia que alberga un centro de investigación biológica marina. Sin embargo, es muy tranquila y no tiene turistas. Esta es la escapada en la que desconectas, sí o sí.
Fotos | Comunitat Valenciana, Turisme Cabanes.
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