La relación del cine con la vida real es algo fascinante y atemorizante a la vez: si bien se han dado algunas coincidencias entre lo que vimos en la pantalla y lo que hemos presenciado en la vida real, no podemos negar que, la fantasía de la que disfrutamos en el cine puede ser una premonición de lo que está por venir, como lo fue en el caso de una de las mejores películas de Will Smith que se ha catalogado como en un soberbio thriller conspiranoico.

A finales de los años noventa, la película ‘Enemigo público’ presentaba la historia de un thriller de espionaje inquietante en el que la vigilancia gubernamental alcanzaba cotas casi omniscientes, sin embargo, nadie imaginaría que tiempo después la ficción saltaría al terreno de la realidad.

En la película, el personaje de Will Smith, Robert Dean, es perseguido por la NSA mediante una tecnología que permite grabarle en directo desde aviones o satélites. Las alertas activadas por una cámara oculta que captura imágenes para el seguimiento en tiempo real, evocaban una vigilancia aérea persistente a gran escala, algo que en 1998 parecía pura ciencia ficción, pero que a partir de los años 2000 comenzó a materializarse.

Del cine al origen de WAMI

John Marion, doctor en ciencias de los materiales vio la película en su estreno allá por 1998, fue entonces que, inspirado en la cinta dirigida por Tony Scott y estando a cargo del Lawrence Livermore National Laboratory, comenzó a desarrollar el Sistema de vigilancia persistente de Sonoma el primer sistema de imágenes de movimiento rentable, de área amplia, de alta resolución y en tiempo real para aplicaciones de supervisión.

En aquel entonces, el sensor comenzaba a captar en tiempo real y registrar movimientos sobre extensas áreas, permitiendo rastrear cientos de vehículos y personas simultáneamente: se trataba de una vigilancia persistente mucho más allá de la visión tradicional de cámara estática.

El primer despliegue operativo llegó con Constant Hawk, un sistema WAMI (Wide Area Motion Imagery por sus siglas en inglés) montado en un avión turbopropulsor, desplegado en Irak en 2006 y posteriormente en Afganistán. Más tarde se desarrolló Kestrel, una versión montada en aeróstatos (globos aerostáticos anclados) capaz de permanecer en el aire semanas seguidas, brindando vigilancia continua y cobertura tanto diurna como nocturna.

La película no solo anticipó técnicamente este tipo de vigilancia, sino que influyó en la percepción pública sobre la vigilancia masiva. La reacción dentro de la NSA fue clara: el director Michael Hayden, poco después del estreno, expresó su preocupación por la imagen que la cinta proyectaba sobre la agencia, y promovió una campaña de relaciones públicas para matizar esa percepción.

Aunque ‘Enemigo público’ exageraba la forma y facilidad con que operaban las tecnologías de vigilancia, su concepto de vigilancia aérea no estaba tan lejos de converger con la realidad. Lo que empezó como una herramienta cinematográfica para generar tensión, se ha convertido en una realidad operativa que resguarda la seguridad de una nación.

Foto de IMDB

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