La nostalgia ha existido desde siempre. Aunque ahora nos sorprendamos con la vuelta incesante de grandes franquicias, el deseo de los espectadores por tirar hacia lo más confortable existe y los encargados de hacer películas lo saben. Se puede decir lo mismo con actores. Hoy debatimos lo invasivo que puede resultar que las productoras se lucren de devolver a la vida a actores fallecidos a través de la tecnología.
En los setenta, perfectamente podía haber un debate similar con la carrera de Robert Sacchi. Nacido en Italia y de familia humilde, en su infancia emigraron al Bronx donde empezaron una nueva vida. Habiendo estudiado finanzas en la universidad neoyorquina de Iona, se puede decir que no tenía ningún interés en la profesión de actor. Si acaso, la profesión de actor le encontró a él.

La cuestión es que Sacchi tenía una cualidad que ningún otro actor podía tener: la cara clavada de Humphrey Bogart. Toda una leyenda del cine que había fallecido algo menos de dos décadas antes y que el público echaba de menos. Los directores de casting no tardarían en darse cuenta que Sacchi podría ocupar ese espacio, y no tardó en empezar a aparecer en películas y anuncios.
No es solo que se aprovecharan de su parecido, es que a menudo solo querían contar con él para hacer de una versión alternativa del actor. En sus papeles Sacchi se vestía como Bogart, hablaba como Bogart y gesticulaba como Bogart, incluso aunque no hiciese directamente de él (algo que ocurría a menudo en su carrera). No había papel original que Sacchi pudiera hacer, siempre acababa vestido como en el ‘El halcón maltés’ o en ‘Casablanca’.
El caso quizás más flagrante fue la película ‘A lo loco y con la cara de otro’. En España no nos atrevimos a traducirla literal como «El hombre con la cara de Bogart» que se habría traducido del inglés, pero es que eso es lo que era. Una comedia de espías que explotaba claramente las ganas que el público tenía de volver a ver al legendario actor, y en la que el protagonista, sin razón alguna, empezaba la película pasando por una cirugía que le hacía igualito a Bogart.
Sí jugamos más a la picaresca con la traducción en ‘Casa d’appuntamento’, un olvidable policiaco italiano de bajo presupuesto que con todo el descaro del mundo tradujimos como ‘La brigada del inspector Bogart’, en referencia a un Sacchi que aquí tenía un parecido impresionante.
Tanto se le encasilló que a Sacchi le costó encontrar una carrera fuera de esto. Cuando apareció en ‘La Jungla 2: alerta roja’, una de las películas más populares en toda su filmografía, lo hizo como un ingeniero de fondo que no tenía líneas de diálogo. En 2021 falleció, habiendo estado más de dos décadas sin recibir trabajo audiovisual significativo. Pese a todo, en entrevistas siempre se sintió orgulloso de su rol, afirmando que estaba perpetuando el legado.